En determinadas ocasiones, como en este tiempo que nos toca vivir, nos sobrevienen situaciones que nos fuerzan a efectuar cambios, y estos, muchas veces llegan para quedarse, algo que ha ocurrido en numerosos momentos en la historia de la humanidad. La crisis sanitaria provocada por el COVID 19 supondrá un antes y un después para muchas de nuestras actividades cotidianas, se ha hablado mucho acerca de como cambiará el modo de relacionarnos, los sistemas educativos, o la forma de trabajar, todos ellos suponen cambios, innovaciones o modificaciones en comportamientos o rutinas, y muchos de ellos han llegado para quedarse.
Uno de los ejemplos más recurrentes podemos situarlo en la forma en la que acudiremos (y en el modo de comportarnos) a un establecimiento de hostelería. Las medidas higiénico-sanitarias de obligado cumplimiento para los empresarios hosteleros de todo el mundo, provocarán una revolución en numerosos ámbitos; la distribución, los horarios, las relaciones públicas, los equipamientos, la trazabilidad, el control sanitario, la higienización, las infraestructuras… y afectarán asimismo al control de los clientes y de los espacios.
Ante todo esto se impone la digitalización, transformar lo físico, convertir lo artesano, lo único, lo excepcional, en global y accesible para todos, y me temo que es un proceso que no tiene vuelta atrás, exactamente igual que un día no la tuvieron los grandes proyectos digitales que lo son a día de hoy, y que nacieron siguiendo la estela de una necesidad colectiva, en su día fueron semilla y hoy se hacen prácticamente imprescindibles en nuestra cotidianidad. En ese estadio de innovación para el mundo global se sitúan plataformas de streaming, como Netflix, de comunicación, como Skipe, o sociales como Facebook, Instagram o Twitter, muchas de ellas con una influencia social y política decisiva, como ha quedado demostrado incluso en cuestiones de estado, pudiendo llegar a incomodar a gobiernos de todo el mundo.
En pleno proceso de cambio nace Carta total, y lo hace como un modelo de negocio basado en un servicio de largo recorrido, poniendo el foco en un producto que resuelve un problema -el de la transición analógica a digital de las cartas/oferta en distintos tipos de establecimientos, principalmente de hostelería- de manera integral, con un servicio y atención al cliente rápido y eficiente, e implementando continuas actualizaciones que ofrezcan al hostelero soluciones para la gestión de su negocio -stocks, recepción de comandas y distribución en cocina, conectividad con TPV’S-. Carta Total además mantiene un compromiso firme con la comunicación de los beneficios de una alimentación saludable, y por ello, implementará próximamente un sistema que permitirá conocer la información nutricional completa de todas las referencias de una carta a través de un atractivo e intuitivo sistema gráfico.
Nuestra diferenciación y principales valores respecto a otras plataformas tienen que ver con la profesionalidad y el conocimiento del medio, el equipo de desarrollo de Carta Total atesora un potente know-how en branding y marketing gastronómico, algo que ha mantenido su visión y enfoque en paralelo a las necesidades de los empresarios de hostelería.
El mítico “Customer is always right” dictará sentencia, y será él cliente quien decida si se siente cómodo y le resulta práctico el manejo de las referencias a través de su dispositivo móvil, pero a día de hoy el smartphone es un cubierto más en las mesas de los restaurantes, y me temo que no hay otra opción que la digitalización, y que ésta, a la postre, será definitiva. La evolución ha llegado a la hostelería, las clásicas y variopintas cartas, tal y como las hemos conocido, tienen hoy sus días contados, la polipiel y los plastificados mañana descansarán en los almacenes, serán historia de los años felices y las grandes olvidadas de un tiempo que lo cambió todo, y que las condenó a galeras para siempre.
0 comentarios